Kowloon siguió creciendo desproporcionadamente, teniendo en cuenta que su territorio ocupaba la extensión equivalente a dos canchas de fútbol, y a mediados de los años setenta, comenzó a crecer a lo alto con edificios de hasta 12 pisos.
Su población alcanzó los 50.000 habitantes en 1986, convirtiéndose así en la ciudad con la densidad de población más alta del mundo.
De esta manera, los nuevos edificios acabaron paulatinamente con el espacio de las calles (las más amplias tenían apenas un metro de anchura) y toda la ciudad se convirtió en algo parecido a un edificio único.
Paradójicamente, este hecho ayudó a que unos edificios tan precarios se mantuvieran en pie, de acuerdo al libro City of Darkness: Life in Kowloon Walled City. Las construcciones se apoyaban unas sobre otras y muchos de los nuevos edificios se construían sobre las azoteas de los antiguos.
La ciudad de la oscuridad
Por si no fuera suficiente semejante caos arquitectónico, las marañas de cables y tuberías que cruzaban todas las calles impedían ver el cielo a sus habitantes. Kowloon se ganó, así, el calificativo de "ciudad de la oscuridad".
La policía de Hong Kong no se atrevía a entrar en la ciudad, por lo que Kowloon se "autogestionaba" sin autoridad. Prueba de ello está en la limpieza de la ciudad: los habitantes de los pisos superiores barrían hacía el piso de abajo y, como resultado, los pisos inferiores eran los más insalubres.
En 1987, Margaret Thatcher entregó la soberanía de Hong Kong a China y el gobierno del país asiático anunció una evacuación de todos los residentes de la ciudad amurallada, así como la futura demolición de la misma.
Tras un proceso de varios años e interminables negociaciones con muchos de los habitantes que se negaban a abandonar sus casas, el Estado pagó 384 millones de dólares en compensación a los 900 negocios y a los más de 10.000 propietarios de hogares.
La ciudad fue demolida definitivamente entre 1991 y 1992 y su lugar lo ocupa en la actualidad el Kowloon Walled City Park, un inmenso parque de estilo tradicional chino.
Antes de que la ciudad fuera demolida, se aprovechó el escenario para rodar algunas películas, como Bloodsport, protagonizada por Jean-Claude Van Damme, o Crime Story, de Jackie Chan.